En los últimos años el interés en el estudio de la microbiota oral como marcador del estado de salud ha aumentado enormemente. Cada vez son más las investigaciones que se llevan a cabo en el campo de la microbiología y, por tanto, más científicamente validadas las conclusiones que podemos obtener.
Microbiota y microbioma ¿Son lo mismo?
Antes de profundizar en el tema, aclararemos una pregunta frecuente: ¿es lo mismo microbioma que microbiota?, ¿en qué se diferencian? Aunque en ocasiones podemos ver que estos términos se intercambian como sinónimos, existen diferencias en su significado. El microbioma es el conjunto de todos los microorganismos que habitan de forma natural en nuestro cuerpo y su ADN, es decir, hace referencia a la colección de genomas de todos los microorganismos del entorno o espacio concreto: el cuerpo humano, un océano, un sustrato, una planta…
Por otro lado, la microbiota se refiere al conjunto de microorganismos (bacterias, virus y hongos) que se encuentran en un entorno o espacio específico, que suele ser una parte del cuerpo humano (microbiota oral, intestinal, de la piel…), pero hay microbiotas en un océano, un sustrato o una planta, como decíamos antes, pero sin estudiar de forma específica el genoma de esos microorganismos. La microbiota puede describirse a través de diversos métodos, por ejemplo, mediante la observación a través de un microscopio, o analizando el ADN de esos microorganismos presentes en ese espacio concreto, que es la metodología que utilizamos en 24Genetics.
Funciones de la Microbiota oral
La microbiota juega un papel fundamental en la salud humana, de hecho, en nuestro cuerpo el número de células procariotas (bacterias y arqueas) es mayor que el número de células humanas, llegando a suponer en torno a 3 kilos de nuestro cuerpo. La microbiota o microflora oral nos protege frente a los agentes patógenos, ayuda al desarrollo de nuestro sistema inmune, y facilita la digestión de alimentos para producir energía.
El impacto de las bacterias en nuestro organismo
A principios de los 90, en el mundo académico se pensaba que la secuenciación del genoma humano sería suficiente para entender las bases de la salud y enfermedad. Sin embargo, el análisis del genoma humano fue sólo la introducción a la composición genética de nuestro organismo. Los humanos y sus microorganismos comensales han evolucionado juntos los dos últimos millones de años, convirtiéndose en dependientes uno del otro (Avila et al., 2009).
El estudio de la microbiota se remonta a principios del siglo XX, y se atribuye su inicio aElie Metchnikoff, uno de los alumnos de Pasteur. Metchnikoff puso en evidencia los efectos beneficiosos de los fermentos lácticos sobre la microbiota intestinal (a la que se denominó flora en aquel entonces), y sobre nuestro organismo en general. Como consecuencia de estos trabajos, lanzó la idea de que las bacterias pertenecientes a la flora intestinal, lejos de ser patógenas, desempeñan un papel esencial en nuestra salud.
Con el tiempo, los estudios de microbiología enfocados en estas bacterias revelaron su participación en diversos aspectos de nuestro organismo, especialmente en absorción de vitaminas y nutrientes, así como en el fortalecimiento de nuestra inmunidad.
Desde 2006, los avances científicos y tecnológicos en secuenciación de alto rendimiento han permitido a los científicos decodificar el genoma bacteriano de nuestra microbiota, tanto intestinal como de otras zonas del cuerpo. A través de este proceso, se han descubierto y analizado las propiedades de numerosas especies bacterianas previamente desconocidas, ya que la mayoría de ellas no pueden cultivarse in vitro.
Estos avances han llevado a dos importantes descubrimientos. En primer lugar, se ha demostrado que cada individuo posee su propia microbiota única, aunque existe una distribución constante de especies bacterianas que se encuentran en todos los individuos sanos, formando una base común. En segundo lugar, se ha observado que existen diferencias entre la microbiota de personas sanas y la de personas enfermas, tanto en la diversidad de la microbiota, como en los organismos que se encuentran en esta y sus proporciones (Álvarez et al., 2021).
Diferencia entre Eubiosis y Disbiosis
En el estudio de la microbiota, es importante tener en cuenta los conceptos eubiosis y disbiosis. El término eubiosis se utiliza para describir el estado normal y equilibrado de la microbiota, de forma que cumple los requisitos necesarios para que podamos beneficiarnos de sus efectos positivos en nuestra salud. Por otra lado, el término disbiosis se utiliza para referirse al desequilibrio en la composición bacteriana de un nicho ecológico en comparación con el patrón considerado normal y equilibrado. En la disbiosis, puede haber una desaparición transitoria o permanente de algunos de los efectos beneficiosos para la salud.
Qué es la Microbiota oral
La cavidad oral contiene la segunda microbiota más grande y diversa del organismo, únicamente después del intestino, y alberga más de 700 especies de bacterias, incluyendo especies comensales, simbióticas y patogénicas.
La microbiota oral se encuentra en la saliva de la superficie de las encías y los dientes, formando biofilms. Los biofilms son comunidades bacterianas complejas y estructuradas, que se adhieren a una superficie y están envueltas en una matriz extracelular producida por las propias bacterias. Estas comunidades bacterianas forman una especie de “hogar” donde pueden interactuar y protegerse mutuamente, creando una estructura resistente a los ataques externos (Lasa et al., 2005).
Un gran número de estudios ha demostrado que la microbiota oral en individuos sanos permanece estable y no suele ser patógena. Sin embargo, en determinadas circunstancias, ciertas bacterias pueden volverse destructivas y provocar el desarrollo de enfermedades orales como la periodontitis, e incluso afectar a la salud a nivel sistémico.
La microbiota oral se puede clasificar en:
- Microbiota central, o core, (común a todos): se refiere a las especies bacterianas que están presentes de manera consistente en todos los individuos.
- Microbiota variable (diferente entre individuos): se refiere a las especies bacterianas que varían entre los individuos en respuesta a su estilo de vida, fenotipo y genotipo.
Qué factores alteran la microbiota oral
La microbiota oral puede ser alterada por factores endógenos, como la genética, la edad, y la ancestría, y exógenos, como el tabaquismo, la dieta, el consumo de alcohol, los antibióticos o el embarazo. Esto puede perturbar el equilibrio bacteriano, lo que conduce a enfermedades infecciosas en la cavidad oral, como caries o periodontitis (Figura 1).
Figura 1. La diversidad humana determina la composición del microbioma oral. La genética, la etnia, el estatus socioeconómico (por su influencia en la dieta y el consumo de alcohol), el tabaquismo y la edad afectan a la composición del microbioma oral de un individuo. Fuente: (Herremans et al., 2022)
Por tanto, los factores que afectan a la microbiota y podemos controlar son la dieta, el consumo de tabaco y el consumo de alcohol.
En cuanto a la dieta, un alto consumo de azúcares facilita el crecimiento de bacterias acidogénicas, es decir, aquellas que producen ácido láctico como resultado de la fermentación de azúcares. Entre estas bacterias se encuentran tanto aquellas que dan lugar a caries de forma directa, como aquellas que crean el ambiente necesario para que bacterias invasoras secundarias ocasionan las caries. Por otro lado, una dieta rica en fibra y productos lácteos ayuda a mantener una microbiota equilibrada (Santonocito et al., 2022).
El consumo de alcohol aumenta las bacterias grampositivas, como Streptococcus mutans y especies del género Lactobacillus, que pueden provocar caries dentales. Además, las bacterias orales convierten el etanol en acetaldehído, que es un carcinógeno (Li et al., 2022).
Sin embargo, el consumo moderado de vino tinto puede mejorar la salud bucodental, ya que contiene una mezcla de ácidos orgánicos, que son activos contra los estreptococos orales responsables de la caries (Esteban-Fernández et al., 2018).
El tabaco a su vez tiene una gran influencia en la microbiota oral, ya que aumenta la acidez de la saliva, reduce el oxígeno en la cavidad oral, influencia la capacidad de adhesión de las bacterias orales y debilita el sistema inmune del huésped. Además, los cigarros son portadores de un gran número de bacterias diferentes, algunas de las cuales, como especies del género Bacillus y especies de Clostridium, pueden sobrevivir al proceso de fumar y colonizar la cavidad oral (Wu et al., 2016).
La microbiota oral y la salud bucodental
Una microbiota oral saludable ayuda a prevenir el crecimiento excesivo de bacterias dañinas, ya que las bacterias beneficiosas compiten con las patógenas por los recursos y espacios disponibles. Estas bacterias beneficiosas también pueden producir sustancias antimicrobianas que ayudan a mantener un entorno oral saludable. Entre los géneros de bacterias que se consideran beneficiosos, por tener propiedades antiinflamatorias, se encuentran Haemophilus y Neisseria.
Por otro lado, desequilibrios en la microbiota oral pueden conducir a enfermedades bucodentales como la caries y la enfermedad periodontal. La caries es causada por la producción de ácidos por parte de las bacterias que descomponen los restos de alimentos y forman placa dental, lo que daña el esmalte de los dientes. La enfermedad periodontal, por su parte, se caracteriza por la inflamación de las encías y el daño al tejido de soporte de los dientes, debido a la presencia de bacterias patógenas en la placa dental como “Porphyromonas gingivalis”.
Además, en los últimos años se ha demostrado la influencia de la microbiota oral en el cáncer oral a través de distintos mecanismos (Figura 2):
- Las infecciones orales y la disbiosis son responsables de promover un microambiente proinflamatorio, en el que las citoquinas inflamatorias y las metaloproteinasas de matriz favorecen el desarrollo y la progresión de los tumores.
- Las bacterias de la cavidad oral producen especies reactivas de oxígeno y nitrógeno, así como metabolitos oncogénicos (por ejemplo, nitrosaminas) para inducir daños genéticos en las células de la mucosa oral.
- La disbiosis oral conduce a la alteración de las barreras epiteliales, que predisponen a la mucosa oral al desarrollo de lesiones precancerosas crónicas.
- Por último, la disbiosis oral es responsable de varias alteraciones epigenéticas, que promueven el desarrollo de tumores (por ejemplo, alteración de onco-miRNAs o fenómenos de metilación del ADN).
Figura 2. Mecanismos a través de los cuales la disbiosis oral puede conducir a cáncer oral. Fuente: (Radaic & Kapila, 2021)
Microbiota oral y las enfermedades sistémicas
Por otro lado, la microbiota oral puede promover el desarrollo de enfermedades sistémicas como el cáncer de páncreas o el cáncer de pulmón. Aunque la causalidad de la microbiota en el desarrollo de estas enfermedades no está demostrada, sí se ha probado una asociación y, por ejemplo, en el cáncer de pulmón existe evidencia creciente de que el microbioma oral podría influir en el desarrollo y la progresión de esta enfermedad. Se ha observado que ciertos microorganismos presentes en la microbiota oral pueden migrar hacia los pulmones a través de la aspiración o inhalación, lo que podría desencadenar una respuesta inflamatoria crónica en los pulmones. Esta inflamación crónica, a su vez, puede contribuir al desarrollo de condiciones preexistentes que aumentan el riesgo de cáncer de pulmón, como enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o bronquitis crónica (Maddi et al., 2019).
Finalmente, existe evidencia creciente de la relación entre la enfermedad periodontal, con una influencia clara del microbioma oral, y enfermedades sistémicas como el Alzheimer, entre otras. La periodontitis es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta los tejidos que rodean y soportan los dientes. Se caracteriza por la acumulación de placa bacteriana y la inflamación de las encías, lo que puede llevar a la pérdida ósea y a la formación de bolsas periodontales. Se ha observado que las personas con periodontitis tienen niveles más altos de marcadores inflamatorios en el cuerpo sugiriendo que la inflamación crónica asociada con la periodontitis podría desempeñar un papel en el desarrollo y la progresión de la enfermedad de Alzheimer. Además, se han identificado bacterias periodontales específicas en el cerebro de pacientes con esta enfermedad. Se ha teorizado que estas bacterias podrían viajar desde la cavidad oral al cerebro, desencadenando una respuesta inflamatoria y contribuyendo al daño neuronal característico de la enfermedad de Alzheimer (Asher et al., 2022; Dominy et al., 2019).
Microbiota oral y 24Genetics
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Bibliografía
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